Desde mi experiencia y lo que he visto, en muchas organizaciones, es que el feedback sigue siendo un espacio no muy común en las empresas entre jefe y colaborador, a tal punto que sólo se da en una o máximo dos oportunidades al año durante el proceso de evaluación de desempeño, siendo el argumento principal, la falta de tiempo por parte de los líderes de la organización por x factores, entre ellos la carga laboral.
Sin embargo podemos diferenciar entre un feedback formal de otro informal. El feedback formal es aquel que se plantea dentro de lo momentos calendarizados por la empresa en la cual se entrega resultados o se diseña un plan de acción para alinearse a los objetivos planteados, mientras el informal es en el día a día.
Recuerdo mucho que en la empresa donde trabajaba el gerente general se inclinaba más por el formato informal a sus reportes directos, y esto lo hacía más cercano a su equipo. Quizás el desafío de las organizaciones está en fomentar esa cultura de retroalimentación constante y no solo en dos momentos al año.
Para ello es necesario tomar conciencia de que significa el feedback en realidad y empezar a desarrollar el músculo de la práctica haciéndola sostenible en el tiempo, como dice un viejo refrán:" la práctica hace al maestro"
Entonces un poco para recordar...
¿Qué es el feedback?
El feedback traduciendo el término, significa retroalimentación, pero también es un tipo de conversación que se da entre dos personas, si lo ponemos en el contexto organizacional, sería entre el jefe y un colaborador del propio equipo, que no solo es un proceso de intercambio de información entre un receptor y un emisor, va más allá, es una herramienta que permite el desarrollo del talento, pudiéramos decir que es un regalo para quien lo recibe.
Es cierto que hay distintos tipos de regalo, en ese sentido la persona que da el feedback debe ser consciente que puede afectar la autoestima, el ser y la relación que sostiene con el colaborador, la cual puede convertirse en tensa, agobiante o por el contrario buena, abierta pero sobre todo centrada en la confianza, la cual es necesaria para este tipo de conversación.
Voy a enfatizar la palabra: "conversación"
¿Qué es una conversación?
La palabra conversación viene de la palabra latín "conversus" que significa "convertirse", eso quiere decir que a medida que vayamos conversando, nos transformamos en alguien distinto. Esto sucede porque dentro del proceso de conversar se produce una danza entre el hablar y el escuchar que se enmarca sobre tres dominios: lingüística, corporal y emocional.
Entonces eso quiere decir que los líderes necesitarían ciertas competencias como: autoconocimiento, empatía, asertividad, adaptabilidad, escucha activa, cuidado y apertura, para poder sostener este tipo de conversación.
También es necesario seguir una serie de pasos y diseñar la conversación para enfrentar este proceso (las cuales veremos en una siguiente entrada), y tener algunas distinciones a la mano, como diferenciar entre una declaración y una afirmación, saber la definición de las emociones y los tipos que pueden aparecer durante la conversación, además de que hacer con ellas. Desde el lado corporal incorporar algunas nociones desde la respiración, el espacio que debe abarcar el cuerpo cuando desarrolla el feedback, etc.
¿Cómo empezar entonces?
Yo diría que la mejor forma de empezar es fortaleciendo la confianza que es el corazón de la conversación de feedback. Como lo había comentado líneas arriba, generar esto en la relación toma sus tiempo pues no es automático.
Existen varios factores a trabajar para construir la confianza, algunas de ellas pasan por mostrar la propia vulnerabilidad, la autenticidad y las expectativas que se generan en la interacción de la relación.
¿Cómo podría construir la confianza?
Para poder construir la confianza sería importante aprender a escuchar, pues el espacio donde se juntan los factores antes mencionados.
Es importante tener en mente que la escucha es diferente al oír, porque el oír es una capacidad natural que todo ser vivo posee, sin embargo el escuchar se adhiere solo al ámbito humano, esta compuesto por dos factores el percibir más el interpretar, es por ello que la escucha se hace cargo de un vació interpretativo que sucede cuando dos personas conversan, pues cada uno al integrar una conversación, viene con su propia historia y experiencia.
Por ello es necesaria la práctica de la escucha, porque a medida que uno va desarrollándola, incrementa su empatía, la atención, aprende a desarrollar preguntas poderosas pero sobre todo construye confianza desde el respeto hacia el otro.
Ya para terminar...
Un ejercicio para cerrar:
Pregúntale a tu colaborador, compañero, jefe, cliente o pareja: ¿Cómo te ve? ¿Cuál es la percepción que tiene sobre ti? ¿Cuáles son esas oportunidades de mejora que necesitas trabajar? ¿Cuáles son esas fortalezas?, una vez que tengas estas respuestas, evalúa hacer un plan de acción y busca aliados para que puedas llevar a cabo esas metas para mejorar.
Un abrazo
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